25 nov 2012

Los tres viejitos


Una mujer salió de su casa y vio a tres viejos de largas barbas sentados frente a su jardín. Ella no los conocía y les dijo:

— No creo conocerlos, pero deben tener hambre. Por favor entren a mi casa para que coman algo.

Ellos preguntaron: — ¿Está el hombre de la casa? — No — respondió ella —, no está.

— Entonces no podemos entrar — dijeron ellos.

Al atardecer, cuando el marido llego, ella le contó lo sucedido.

— ¡Entonces diles que ya llegué e invítalos a pasar!

La mujer salió a invitar a los hombres a pasar a su casa.

— No podemos entrar a una casa los tres juntos explicaron los viejitos.

— ¿Por qué? — quiso saber ella.


Uno de los hombres apuntó hacia otro de sus amigos y explicó: — Su nombre es Riqueza. — Luego indico hacia el otro. — Su nombre es Éxito y yo me llamo Amor. Ahora ve adentro y decidan con tu marido a cual de nosotros tres ustedes desean invitar a vuestra casa.

La mujer entró a su casa y le contó a su marido lo que ellos le dijeron.

El hombre se puso feliz: — ¡Qué bueno! Y ya que así es el asunto, entonces invitemos a Riqueza, dejemos que entre y llene nuestra casa de riqueza.

Su esposa no estuvo de acuerdo: — Querido, por qué no invitamos a Éxito?

La hija del matrimonio estaba escuchando desde la otra esquina de la casa y vino corriendo con una idea: — ¿No seria mejor invitar a Amor? Nuestro hogar entonces estaría lleno de amor.

— Hagamos caso del consejo de nuestra hija — dijo el esposo a su mujer —. Ve afuera e invita a Amor a que sea nuestro huésped.

La esposa salió afuera y les pregunto a los tres viejos: — ¿Cuál de ustedes es Amor? Por favor que venga para que sea nuestro invitado.

Amor se puso de pie y comenzó a caminar hacia la casa. Los otros dos también se levantaron y lo siguieron.

Sorprendida, la dama les preguntó a Riqueza y Éxito: — Yo solo invite a Amor, por qué ustedes también vienen?

Los viejos respondieron juntos: — Si hubieras invitado a Riqueza o Éxito, los otros dos habrían permanecido afuera, pero ya que invitaste a Amor, donde sea que el vaya, nosotros vamos con él.


Donde quiera que hay amor, hay también riqueza y éxito.
Si verdaderamente sigues tu corazón, el resto llegará por añadidura...


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(editados por José Carlos Bermejo en sus libros sobre cuentos)

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