A Celia le encantaban los perritos, pero como veía que no lo iba a conseguir pidió un hámster ruso, pero sus padres seguían resistiéndose y celia se rindió y se puso a llorar.
Sus padres al final se pusieron a pensar en un animal porque no les gustaba ver a su hija tan triste.
Al día siguiente, sus padres aparecieron con una caja en el cuarto de Celia. Ella lo abrió y encontró una lagartija. Ella pensó que no era gran cosa pero demostró por fuera todo lo contrario.
Pasados tres días, celia no se acordaba apenas de su lagartija, sólo pensaba en su novio.
Cuando volvió del colegio, en su casa había una plaga de moscas. La lagartija tenía sentimientos y se escapó para alegrarles un poco comiéndose las moscas. Pasadas dos horas ya no había ninguna. Celia decidió que no se iba a olvidar ninguna vez de su querida mascota que les ayudó a librarse de esas moscas acaparadoras.
Almudena Calatrava Moreno
Ranger del Grupo Scout Águila
(leído en la formación del 17 de julio de 2013,
durante el Campamento de Los Llazos II)
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