Idasco Pérez, maestro de escuela, torturado y preso por tener ideas políticas, recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros, los censores se lo rompen a la entrada de la cárcel.
Al domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos y el dibujo pasa.
Idasco elogia, y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en las copas de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas.
— ¿Son naranjas? ¿Qué fruta son?
La niña lo hace callar, y en secreto le explica:
— ¡¡ Bobo !! No ves que son ojos. Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas.
Eduardo Galeano
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